¿Por qué no debemos dejar llorar al/la bebé?

El llanto es la forma de comunicación de los bebés con su entorno. Siempre responde a una necesidad, las más comunes son: hambre, sueño, malestar o incomodidad, pero también lloran cuando necesitan contacto con la mamá, que le cojan en brazos, le acaricien, le hablen, le den amor. Y a esta última necesidad hay que darle tanta importancia como a todas las anteriores. Los/as bebés pasan 9 meses dentro de la barriga de mamá y al salir se sienten desprotegidos/as y tienen mucha necesidad de estar cerca de mamá, sentirla, olerla, estar en sus brazos.

¿Qué le pasa al/la bebé cuando le dejan llorar?

Cuando el/la bebé llora y no recibe consuelo se siente en peligro, desamparado/a, desprotegido/a y no tiene la capacidad de calmarse por sí solo. Frente a esta situación se activa su sistema nervioso. El estrés que está viviendo provoca que libere una hormona llamada cortisol, que a largo plazo puede alcanzar concentraciones tóxicas capaces de dañar el cerebro infantil en desarrollo.

Varios estudios científicos han demostrado que si los/as bebé soportan mucho estrés – y  lo que más estrés les genera es que mamá les deje llorar-, su capacidad para luchar contra el estrés quedará afectada de por vida. El/la bebé que llora hasta agotarse y/o dormirse acabará dejando de llorar, sí, pero lo hará por agotamiento, por supervivencia. Desconectará de la realidad y entenderá que no le van a atender.

El ser humano aprende de sí mismo en relación a las experiencias que va teniendo los primeros años de vida. Si no le calman  de bebé no sabrá hacerlo de mayor. En muchos casos se traducirá en un niño/a que tendrá menor autoestima, dificultad para controlar sus emociones, que no confiará en otros/as, que será más ansioso/a, etc.

Los/as bebés no nos manipulan

Existe el falso mito de que los bebés nos manipulan o se mal acostumbran a los brazos. De nuevo la neurociencia ha demostrado que los bebés son incapaces de manipularnos, lloran para comunicarse con nosotras y hacernos saber que tienen una necesidad. Estar en brazos, en contacto con la mamá, es sin duda una de las necesidades infantiles más importantes.

Los/as bebés que son atendidos/as cuando lo necesitan, cuando crezcan poco a poco irán aprendiendo a calmarse, y en el futuro serán niños/as más autónomos e independientes que aquellos/as que no han tenido la atención necesaria.

¿Y si no consigo calmarle?

Si el/la bebé llora pero es atendido y sostenido, ¡tranquila! sus niveles de estrés bajarán. Con el tiempo irás distinguiendo cuando tu bebé llora por hambre, por sueño, etc. Sentirte cerca siempre le ayudará a regularse y calmarse. También nos puede ayudar a calmar el llanto del/la bebé el porteo, salir a la calle a dar un paseo, etc. Si el llanto persiste, has comprobado que no es hambre, ni sueño, haz una consulta con la/el pediatra.

El llanto de nuestro bebé suele provocarnos mucho estrés. No saber qué le pasa o cómo calmarlo/a puede llegar a angustiarnos. Aunque no es fácil, es importante que intentemos estar lo más calmadas posible para poder sostener al/la bebé. Buscar momentos para respirar y pedir ayuda en los momentos en los que nos sintamos sobrepasadas. Con el tiempo te será mucho más fácil conocer el motivo del llanto de tu bebé y calmarlo.

También te puede ayudar formar parte de un grupo de crianza o de lactancia con otras mamás, con las que compartir dudas, inquietudes, y sentirte acompañada.

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